El Ciclismo Urbano es posible

El Ciclismo Urbano es posible

Según la historia, el vehículo de dos ruedas precursor de la bicicleta se inventó en 1817 por el barón alemán Karl Christian Ludwig al que llamó máquina andante (en alemán, laufmaschine). Casi 70 años después, en 1886 se inventa el primer automóvil.

 A pesar de haber sido inventada primero, la bicicleta perdió terreno en nuestras ciudades como medio de transporte. El reto y compromiso internacional por el desarrollo sostenible en nuestras ciudades implica tener a más ciclistas en las calles, impulsar el uso de la bicicleta como medio de transporte y ver al ciclismo más allá de una actividad recreacional, que sea ciclismo urbano.

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En México, los planes y programas de desarrollo urbano de sus municipios, conurbaciones y zonas metropolitanas están obligadas a privilegiar la dotación y preservación del espacio para el tránsito de peatones y bicicletas, lo anterior sentado en el Art. 74 de la Ley General de Asentamientos Humanos, Ordenamiento Territorial y Desarrollo Urbano. 

 

Cómo impulsar el ciclismo urbano. Recomendaciones para las Instituciones de América Latina y el Caribe.

Pero, ¿Cómo hacer lo anterior posible? ¿Cómo tener a más ciclistas en las calles? Revisemos algunos consejos por parte del BID y la Universidad de los Andes en su publicación Cómo impulsar el ciclismo urbano. Recomendaciones para las Instituciones de América Latina y el Caribe.

1.- Definir una visión, es decir tener un plan maestro de la bicicleta. Los planes son de suma importancia para formalizar y sobre todo dar seguimiento (algo que no siempre hacemos) al corto, mediano y largo plazo. 

 

 

 

2.- Modificar las organizaciones en dos aspectos, enfoque y estructura: integrar una oficina o gerencia dedicada exclusivamente a liderar proyectos ciclistas. Es fundamental que las autoridades y profesionales de la movilidad reconozcan que la planeación de la movilidad no debe estar más enfocada en la movilidad motorizada, sino en la movilidad activa y escala humana.

3.- Explorar fuentes de financiamiento: búsqueda de fondos de recursos en gobiernos y organizaciones nacionales e internacionales, así como monetizar el uso del espacio vial para financiamiento local, es decir: cobros por congestión, gestión del estacionamiento e impuestos mayores al uso del automóvil.

4.- Fortalecer relaciones con cuatro socios estratégicos: ONGs, Empresas, Medios de comunicación e instituciones educativas.

5.- Alineación de políticas – programas – planes y proyecto de movilidad ciclista.

6.- Articulación del plan de movilidad ciclista con otros planes: Plan de Movilidad, Plan de Salud Pública, Plan de Seguridad Vial, Plan de Calidad del Aire, Plan de Ordenamiento y usos de suelo y Planes de Seguridad Ciudadana. ¿Los tenemos todos?

¡Conoce el estudio completo aquí!

 


Arquitecto por la Universidad Autónoma de Sinaloa en México y la Universidad de la Costa en Colombia. Es Especialista en Pensamiento Estratégico Urbano por el Centro Iberoamericano de Desarrollo Estratégico Urbano (CIDEU).

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