Se debe romper con la idea de que la movilidad motorizada es la más eficiente, que el disponer de un automóvil nos brinda categoría, poder y estatus.
Debemos acabar con la pre concepción, de que los espacios públicos no son para todos y que las zonas residenciales aisladas son las más seguras y que por ser exclusivamente residenciales tienen orden.
De la misma manera, hay que dejar de pensar que vialidades más anchas y con más carriles promueven una mejor movilidad. Una calle adaptada y diseñada para peatones atrae más personas, personas que viven de una manera más directa su ciudad.
Las zonas peatonales promueven la interacción entre los ciudadanos, dinamiza las actividades económicas que se llevan a cabo en el espacio público y hace del lugar un ámbito lleno de vida.
Las zonas con uso de suelo mixto ofrecen mayores servicios en distancias menores, permitiendo satisfacer nuestras necesidades por medio de desplazamientos cortos que pueden ser realizados por medio de la movilidad activa.
De la misma manera, un barrio donde hay constante actividad, es un barrio seguro, vigilado por los mismos vecinos tan sólo por el hecho estar presentes en los espacios públicos.