Las mujeres se mueven de diferente manera por la ciudad en comparación con los hombres. Los estudios sobre perspectiva de género y movilidad urbana, han revelado que la movilidad de las mujeres tiende hacer más dinámica y menos predecible que la de los hombres que suele ser lineal.
La movilidad de las mujeres es dinámica e impredecible y la de los es predecible y lineal.
Esto se debe a las labores que cada uno suele desempeñar, en caso de las mujeres suelen hacer viajes de cuidado, como los que se requieren para atender a su familia. En el caso de los hombres suelen hacer únicamente viajes a sus trabajos. En ese contexto las mujeres poseen características y motivos para construir su dinámica de movilidad urbana.
Patrón de viajes más complejo que el de los hombres.
Menor acceso a modos motorizados privados.
Alta dependencia del transporte público.
Alto número de viajes a pie.
Por lo que se podría decir que las mujeres tienden a ejercer una movilidad urbana de tipo más activa y sustentable sean conscientes de ello o no. Por otra parte, y a pesar de ser usuarias asiduas del transporte público y caminar, no sucede lo mismo en el caso de la bicicleta como modo de transporte.Este fenómeno además de responder a un discurso de antaño en el que se consideraba impropio a una mujer ciclista; lo cierto es que también suele responder a las percepciones y necesidades de las mujeres.
Factores que inhiben el crecimiento del ciclismo urbano femenino:
Percepción de riesgo provocada por las características físicas y sociales del entorno en que se realiza el viaje.
Patrón de expansión urbana extendido y fragmentado que promueve el uso de modos motorizados.
Prejuicios asociados al ciclismo urbano, ya sea por parte de la sociedad (pedalear es para hombres o para niños) o porque se considera que afecta negativamente el aspecto de la mujer.
Acoso contra la mujer ciclista.
La bicicleta asociada a la idea de inseguridad.
Las mujeres tienen mayor aversión al peligro, y por ello evitan el uso de un modo que es percibido como altamente riesgoso para la integridad física.
Las mujeres tienen un mayor número de estrategias conscientes e inconscientes que utilizan para reducir riesgos y evitar el acoso.
Y en esta dinámica de movilidad urbana usualmente impredecible de las mujeres, llegan a experimentar violencia de género en todos los modos de transporte que utilizan. La mayoría de las situaciones les suceden a mujeres jóvenes o adultas jóvenes.
Experiencia de violencia de género en la movilidad urbana.
De acuerdo a un estudio realizado por elConsejo Nacional para Prevenir la Discriminación(CONAPRED) en tres de los principales medios de transporte público de la ciudad, más del 80 por ciento de las usuarias fueron víctimas de algún tipo de violencia sexual durante el año 2009.De acuerdo a la Encuesta Nacional sobre Discriminación de 2010, siete de cada 10 mujeres afirmaron tener miedo de ser agredidas sexualmente al usar el transporte público; al contrario, ocho de cada 10 hombres refirieron no sentir este tipo de miedo.Cifras y estadísticas que documentan esta violencia se acumulan año con año y el problema pareciera ser cada vez más complejo. Lo ideal sería que tanto en la planeación urbana como en el desarrollo de sistemas de transporte, se considere las necesidades y dinámicas de movilidad urbana de las mujeres y así poder incidir en el detrimento de la violencia que ellas experimentan día con día mientras se desplazan.
Autora: Gloria Morales. Licenciada en Arquitectura por la Universidad Autónoma de Sinaloa. MC. en Arquitectura y Urbanismo por la Universidad Autónoma de Sinaloa. Profesora e investigadora en temas urbanos.