El acoso callejero y en el transporte público es una problemática que afecta a miles de mujeres todos los días. No es una simple molestia ni un incidente aislado, sino una manifestación de violencia de género que suscita miedo, inseguridad y vulnerabilidad en quienes lo sufren. Esto no solo es un problema social y cultural, sino también un desafío de urbanismo. La forma en que diseñamos nuestras ciudades influye directamente en la seguridad y percepción de las personas en el espacio público. Calles mal iluminadas, estaciones de transporte desprotegidas y falta de áreas de resguardo pueden facilitar situaciones de acoso y violencia. Por lo anterior, es que hoy queremos compartir sobre el acoso en las calles y el transporte público que vivimos las mujeres y que es una realidad de todos los días que no podemos ignorar.
Quiero compartirte un caso anónimo de una experiencia real que dejó una marca profunda:
“Estaba sentada en el último asiento del transporte público cuando un hombre se sentó al lado mío. Al principio, no le presté mucha atención, pero de repente comenzó a tocarme la pierna. Me quedé en shock, paralizada por el miedo. No pude hacer nada, no supe cómo reaccionar”.
Este tipo de situaciones son más comunes de lo que pensamos. Muchas víctimas experimentan esa misma sensación de impotencia, miedo y confusión, lo que les impide reaccionar o pedir ayuda en el momento.
Como hacedoras de ciudades, uno de nuestros principales objetivos es combatir el acoso desde una visión urbanística y es necesario replantear como diseñamos y gestionamos los espacios públicos y el transporte.
El derecho de moverse sin miedo debe ser una prioridad al momento de planificar la ciudad. No basta con leyes y campañas de concientización; necesitamos una ciudad que entienda el problema y proponga soluciones correctas. De esta manera diseñamos espacios más seguros, inclusivos y aptos, que no solo se reduzca el acoso, sino que se promuevan ciudades donde todas las personas puedan desplazarse con libertad y tranquilidad.
"El diseño urbano no es neutral: puede perpetuar la violencia o ser parte de la solución."