Un aspecto interesante a notar es cómo se está creando una curva en ascenso en el promedio anual móvil, iniciando en noviembre y se mantendrá al menos para febrero de este mismo año, esto habla de como de apoco la siniestralidad vial de la ciudad va en aumento aunque sea muy poco de diferencia entre los diferentes meses.
De las tres personas peatonas que murieron a causa de atropellamiento, uno era un niño de 2 años, los otros dos eran personas adultas mayores de 60 años (una mujer y hombre).
Criticamos mucho el hecho de que los niños de hoy no juegan en la calle y de que no disfrutan el espacio público, que se la viven encerrados interactuando únicamente con aparatos electrónicos; pero no volteamos a ver el espacio público que generaciones pasadas le han heredado a las generaciones presentes. Un espacio público hostil para que las infancias jueguen y se desarrollen sanamente.No conocemos el contexto cumpleto ni real de la familia que perdió a este pequeño, por tanto nos limitamos a no hacer juicios o comentarios. De lo que si sabemos, es sobre el contexto urbano en el que viven nuestras infancias, un entorno pensado únicamente en el automóvil y no en las personas…un entorno, que no considera la felicidad pero sobre todo la seguridad de las niñas y niños.
Toda persona fuera de estas características es excluida por este modelo de ciudad, y es por ello que dos de las tres víctimas de la violencia vial eran mujeres y niños.En cuanto a la tercera víctima, se trataba de un hombre adulto mayor, del que los únicos datos que tenemos sobre su perfil, es su género y su edad, no conocemos su clase social. Sin embargo, con los únicos dos datos que tenemos, se puede dejar en evidencia lo poco amigable que es la ciudad para los adultos mayores sin importar su clase social.