La imagen anterior es de un estudio realizado en la ciudad de Londres, Inglatearra, para la accesibilidad a estaciones de metro, donde los rectángulos amarillos son los cruces de cebra señalizados y por donde “deberían” cruzar las personas. Contrario a esto, las líneas verdes son los recorridos reales de las personas o las “líneas de deseo”. Con esto podemos deducir que el diseño urbano no está atendiendo las necesidades de movilidad de las y los usuarios.
Lo sucedido en Puebla pasa en cualquier ciudad de México o el mundo, no es un caso atípico ni mucho menos único. Es un claro ejemplo de una serie de deficiencias en el espacio público que dieron los resultados ya vistos.
¿Qué se podría hacer para evitar estos tropiezos?
Podemos partir desde el reconocimiento de que como seres humanos cometemos errores. No obstante, éstos no deberían costarnos una lesión grave o incluso la muerte como bien lo maneja la teoría de la seguridad vial sistémica. Observar el entorno e identificar las llamadas líneas de deseo peatonal, mapear los obstáculos que las personas pudieran encontrarse en el camino de las mismas para removerlos o modificarlos, agrandar el cruce de cebra, entre otras.
Recordemos que la ciudad debe ser diseñada partiendo de la escala humana y priorizando los desplazamientos cómodos y seguros de las y los peatones. El error humano es una constante natural y no podemos evitar que suceda, lo que sí podemos hacer es adecuar el espacio público para que estos descuidos no les cueste la vida a las personas.
Autor: Andrés Salazar. Egresado de la Primera Generación de Urbanistas por la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Sinaloa, Estratega Urbano con enfoque en Movilidad Urbana Sustentable por el Centro Iberoamericano de Desarrollo Estratégico Urbano (CIDEU).