La expansión de las ciudades ha generado un ritmo más acelerado y con una mayor movilidad individual que ha sido una de las consecuencias del creciente uso de automóviles.
Aunque a simple vista este tipo de movilidad que es totalmente individual y carece de todo tipo de acción colectiva, facilitada por el automóvil pueda dar la sensación de favorecer la movilidad vial, tiene como contrapartida un uso más intensivo del espacio destinado a la circulación.
La consecuencia más evidente es el incremento de los tiempos de viaje, especialmente en las horas pico, que alcanza en algunas ciudades niveles bastante superiores a los considerados aceptables.
Además, la lentitud de desplazamiento exacerba los ánimos y fomenta el comportamiento agresivo de los conductores. En el estudio realizado por el IMCO y Sin Tráfico, cada persona pierde en promedio 100 horas adicionales en sus traslados al año, la congestión en las 32 ciudades mexicanas analizadas en el estudio cuesta 94 mil millones de pesos al año.
Como Beck lo menciona, los riesgos afectan más tarde o temprano a quienes los producen o se benefician de ellos, en este caos los automovilistas sufren los efectos de lo que ellos mismos han originado.
Los riesgos muestran en su difusión un efecto social de bumerang, los propios actores (automovilistas) de la modernización caen de una manera enfática y muy concreta en el remolino de los peligros que desencadenan y de los que se benefician.
La supremacía del automóvil sobre la del peatón es una realidad en la vida urbana, día con día nos topamos con situaciones que así lo comprueban, los semáforos están diseñados para controlar y coartar el libre movimiento de los peatones, dándole prioridad al ciclo de paso de los vehículos, contra un breve periodo para peatones, que resulta insuficiente para personas de la tercera edad o personas con alguna discapacidad motora.
A esto le agregamos la deficiencia en el diseño de aceras que obstruyen la movilidad en línea recta, por el trazado más corto y directo. Los peatones deben someterse en los cruces a absurdos giros para facilitar la circulación rodada. Son muchos los aspectos de la reciente cultura del coche impregnan la vida cotidiana de los ciudadanos.
Parte 3 de 3