Se realiza con materiales de bajo costo y movibles como pintura, conos, macetas, llantas, etc., esto con la intención de no invertir de manera directa y poder hacer adecuaciones en caso de ser necesario. Sin embargo, es necesario comentar que estos ejercicios son solo un paso en el proceso de rediseño vial y no un fin en la búsqueda de mejorar las calles en pro de la seguridad vial y el confort.
Esta confusión es muy común debido a que podemos observar grandes cambios en un lapso de tiempo muy corto debido a la flexibilidad de dichos materiales, donde muchas de las intervenciones inclusive suelen ser muy coloridas y llamativas visualmente pero no son recomendadas para durar a largo plazo.
Ejemplos claros suelen ser en rediseños de cruceros donde en un ejercicio de “urbanismo táctico” se realizan pintas de espacios residuales, ampliaciones de banqueta, cruces peatonales y se delimitan dichos espacios con conos o macetas en periodos de tiempo cortos que pueden ir desde un día hasta una o dos semanas de observación. Una vez concluido dicho periodo de prueba, se analizan los resultados y se programan adecuaciones, en caso de ser necesario, y se concluye con la obra civil donde ya suelen utilizarse materiales más duraderos y costosos como concreto, asfalto, bolardos, macetas, etc.
En nuestra ciudad se han realizado ya algunas intervenciones de este tipo que han concluido con obra civil, esperamos que en el futuro existan más ejercicios de este tipo que puedan concretar mejores calles seguras y cruceros para todas las personas.
Autor: Andrés Salazar. Egresado de la Primera Generación de Urbanistas por la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Sinaloa, Estratega Urbano con enfoque en Movilidad Urbana Sustentable por el Centro Iberoamericano de Desarrollo Estratégico Urbano (CIDEU).