La movilidad urbana es uno de los grandes desafíos que enfrentan las ciudades contemporáneas. Sin embargo, circulan numerosas creencias que, aunque ampliamente aceptadas, no siempre se basan en datos o evidencias. Un mito es un relato, idea o afirmación que se instala en la cultura popular y se transmite de generación en generación. Ideas como que “más carreteras reducen el tráfico” o que “la bicicleta es solo para recreación” influyen en las decisiones de planificación urbana y en la percepción ciudadana. En este contexto, es fundamental cuestionar estos mitos y contrastarlos con las realidades que muestran estudios, estadísticas y experiencias de distintas ciudades alrededor del mundo. A continuación, presentamos diez de los mitos más comunes sobre la movilidad en muchas ciudades:
1.- Mito: Construir más carreteras resuelve el tráfico. Realidad: Este es uno de los mitos más famosos. Construir más carreteras suele inducir mayor demanda: a más espacio para el automóvil, más uso se genera. Con el tiempo, el tráfico no solo vuelve a los niveles anteriores, sino que puede empeorar. La solución real está en ofrecer alternativas eficientes al auto, como un transporte público de calidad y una red de ciclovías que permitan desplazamientos seguros y accesibles para todas las personas.
2.- Mito: “El auto particular es el medio de transporte más eficiente”. Realidad: Aunque el automóvil ofrece flexibilidad, ocupa mucho espacio, genera congestión, emisiones y es ineficiente para mover grandes cantidades de personas. En cambio, el transporte público reduce significativamente el número de autos en circulación, disminuyendo el tráfico y la contaminación.
3.- Mito: “La bicicleta es solo para recreación o para gente joven.” Realidad: La bicicleta es un medio de transporte económico, rápido y saludable, apto para personas de todas las edades. No es solo para hacer ejercicio: con la infraestructura adecuada, puede ser una alternativa urbana eficaz y cotidiana.
4.- Mito: “Los peatones y ciclistas causan siniestros por no respetar las normas.” Realidad: Estudios a nivel mundial demuestran que la mayoría de los siniestros viales con víctimas fatales son causados por conductores que exceden los límites de velocidad o conducen de forma imprudente, no por peatones o ciclistas.
5.- Mito: “El transporte público es para gente de bajos ingresos.” Realidad: Aunque suele asociarse a ciertos grupos, el transporte público está diseñado para servir a toda la población. En ciudades con redes bien planificadas, es utilizado por personas de todas las clases sociales por ser cómodo, rápido y seguro. Es la norma en muchas ciudades europeas y asiáticas.
6.- Mito: “Más estacionamientos mejoran la movilidad.” Realidad: Ampliar la oferta de estacionamiento incentiva el uso del automóvil, al igual que construir más calles. Además, estos espacios ocupan terreno que podría destinarse a vivienda, comercios o espacios públicos.
7.- Mito: “Reducir carriles para autos colapsa la ciudad.” Realidad: Redistribuir el espacio vial para dar prioridad a otros modos, como el transporte público, la bicicleta o los peatones, puede reducir el tráfico, calmar la velocidad del tránsito y mejorar la seguridad.
8. Mito: “Es más peligroso ir más lento en la vía.” Realidad: Reducir la velocidad salva vidas. A menor velocidad, hay más tiempo de reacción y menor probabilidad de causar lesiones graves en caso de siniestro. Las ciudades que reducen sus límites de velocidad han visto disminuciones significativas en muertes por siniestros viales.
9. Mito: “Si no hay ciclovía, las personas en bici deben ir por la banqueta.” Realidad: En la mayoría de las ciudades, las bicicletas deben circular por la calle, no por la banqueta. Obligar a ciclistas a ir por la acera pone en riesgo tanto a los usuarios como a los peatones, y refuerza la idea de que la calle es solo para autos. Lo que realmente se necesita es infraestructura ciclista segura.
10.- Mito: “La movilidad urbana no es un problema político.” Realidad: La movilidad refleja decisiones políticas sobre a quién se le da prioridad en el espacio público. Cambiar el modelo de movilidad requiere voluntad política, no solo soluciones técnicas.
Desenmascarar los mitos que rodean la movilidad urbana permite avanzar hacia ciudades más equitativas, sostenibles y funcionales. Comprender cómo se mueven realmente las personas es clave para diseñar políticas públicas que respondan a sus necesidades cotidianas. No debemos olvidar que las ciudades con calles caminables, buenas banquetas, ciclovías protegidas y pasos peatonales seguros son más saludables, seguras y habitables. Solo desafiando las ideas preconcebidas podremos transformar las calles en espacios pensados para todas las personas.