La infraestructura verde es una red de zonas naturales y seminaturales y de otros elementos ambientales, planificada de forma estratégica, diseñada y gestionada para la prestación de una extensa gama de servicios ecosistémicos (Comisión Europea, 2013).
Este concepto abarca una amplia gama de intervenciones, desde la creación de parques y jardines hasta la implementación de techos y paredes verdes en los edificios (Alubuild, 2020).
La infraestructura verde se concibe como una red de espacios y elementos que mejoran la resiliencia ante impactos como el cambio climático, contribuyen a la conservación de la biodiversidad y benefician a las poblaciones humanas mediante el mantenimiento y mejora de los servicios de los ecosistemas (Gipuzkoa, 2024).
El desarrollo de la infraestructura verde en las ciudades ofrece múltiples beneficios. Por un lado, contribuye a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, proporcionando espacios para el ocio, el deporte y la socialización. Por otro lado, ayuda a incrementar la resiliencia de las ciudades frente a los efectos del cambio climático, como las olas de calor, sequías e inundaciones (Alubuild, 2020).
Por otro lado, también beneficia a la recarga de acuíferos, la conservación de suelos, la depuración de agua, la mitigación de avenidas, además de otros menos relacionados con la gestión hídrica, pero altamente valorados, como la regulación del microclima, la captura de carbono, la belleza paisajística y un aire más limpio (Instituto Mexicano de Tecnología del Agua, 2020).
La infraestructura verde ayuda a mitigar el efecto isla del calor urbano y crear hábitats adicionales para la vida silvestre y espacios recreativos. Las zonas verdes contribuyen asimismo al paisaje cultural e histórico, confiriendo identidad a los sitios y a los paisajes de las zonas urbanas y periurbanas donde la gente vive y trabaja. Los estudios realizados demuestran que las soluciones de infraestructura verde son menos costosas que las de infraestructura gris y ofrecen una amplia variedad de beneficios complementarios a las economías locales, al tejido social y al medio ambiente en general (European Environment Agency, 2021).
Al integrar la sostenibilidad, la infraestructura verde y una arquitectura urbana de calidad en el diseño y planificación urbana, los arquitectos pueden contribuir significativamente al bienestar de los ciudadanos y a la resiliencia de las ciudades ante los desafíos actuales y futuros. La colaboración entre profesionales, comunidades y autoridades es fundamental para crear espacios públicos inclusivos, multifuncionales y respetuosos con el medio ambiente, que permitan mejorar la calidad de vida en las áreas urbanas y garantizar un futuro más sostenible (Alubuild, 2020).
Autor: Salvador Martínez. Ejecutivo de proyectos de Mapasin. Licenciado en Biología con orientación en ecología y diplomado en Criterios Metodológicos y Gestoría para el Proceso de Evaluación de Impacto Ambiental por la Universidad Autónoma de Sinaloa. Experiencia en análisis de prevención y control de la contaminación y en educación ambiental.