En Culiacán, no es raro escuchar que una persona joven resulto herido o perdió la vida tras un siniestro en motocicleta o automóvil. Aunque la conversación pública siempre señala a los conductores por “imprudentes” o “inexpertos”, cuando los errores humanos son inevitables. Por lo anterior, es que hoy queremos compartirte información sobre si es que funcionan las políticas de educación vial en Culiacán.
La verdadera pregunta es ¿que esta haciendo el sistema para prevenir que estos errores terminen en tragedia? Es el sistema, no los jóvenes. En Culiacán hay población de juventudes muy activa, que diariamente se mueven en bicicleta, motocicleta, automóvil y a pie. Lo hacen en calles que están pensadas para la velocidad, sin cruces seguros, poca señalización, banquetas rotas y con políticas débiles para prevenir riesgos.
En ese entorno incluso una persona que quiera manejar con precaución puede encontrarse en una situación peligrosa. Actualmente para tener una licencia de conducir en Sinaloa no exige una formación vial integral. No hay un sistema de evaluación que garantice que la persona tenga conocimientos de seguridad vial, derechos del peatón, entre otras. Esto no es responsabilidad de quien solicita la licencia, si no de un modelo institucional que ha reducido el proceso a un tramite administrativo.
Las campañas de seguridad vial, si bien son una herramienta que suman en la sensibilización, no se pueden utilizar como alternativa absoluta a la educación vial que suelen estar más enfocadas a frases como “no uses el celular”, “no tomes si manejas”, la cual es información importante, sin embargo con ella no hay evaluación ni vinculación con los espacios que realmente habitan los jóvenes.
Se necesitan políticas públicas que vayan alineadas con a la Visión Cero, algunas acciones concretas podrían ser, implementar infraestructura diseñada para reducir riesgos, empezando por poner cruces peatonales elevados, señalización clara, iluminación, pasos peatonales visibles entre otros, también establecer zonas de velocidad segura, entre muchas acciones que pueden ser realizadas. Culiacán no puede seguir aceptando las muertes viales como algo “normal” , cada joven que muere en la calle es una vida truncada por un sistema que fallo en protegerla. Para cambiar esta realidad requiere dejar de poner peso en la persona y mejor empezar a construir calles, leyes, políticas y culturas que prioricen la vida. Si una ciudad no puede garantizar la seguridad de los jovenes que lleguen con bien a casa , entonces no estamos hablando solo de movilidad, estamos hablando de justicia.
Entonces, las políticas públicas de educación vial pueden dar resultado, siempre y cuando estén acompañadas de intervenciones en el espacio público y en el mejoramiento en al momento de otorgar licencias para conducir.