Mucho se ha escrito sobre el deber de la ciudad de asegurar la vida de sus habitantes, lo más reciente en la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, la cual establece que las ciudades deben transformar su paradigma de desarrollo actual en uno orientado al desarrollo sostenible, inclusivo y con visión de largo plazo.
Lo anterior a través de 17 objetivos, con la igualdad y dignidad de las personas en el centro. Dichos objetivos plantean metas específicas, dirigidas a mejorar la calidad de vida de las personas.
Para asegurar la calidad de vida de los habitantes en las ciudades es necesario;
erradicar el hambre y la pobreza en todas sus formas, lograr la
seguridad alimentaria, la
mejora de la nutrición y promover la
agricultura sostenible. Asimismo,
garantizar una vida sana y promover el
bienestar para todos.
La Agenda 2030 plantea también, la consecución de una
educación de calidad y las
oportunidades laborales en condiciones de trabajo decentes como base para mejorar la calidad de vida de las personas.
Las ciudades y los sentamientos humanos deben ser
inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles, asimismo garantizar el
acceso a una energía asequible, segura y moderna para todos.
Otro aspecto que influye en la calidad de vida de la población es la
inversión en infraestructura urbana (transporte, riego, energía y tecnología de la información y las comunicaciones) las cuales además son fundamentales para lograr el desarrollo sostenible de las naciones y mejorar la calidad de vida de sus habitantes.
Por su parte, la nueva agenda urbana, señala la correlación entre la
buena urbanización y el desarrollo. Promueve también el
“el derecho a la ciudad”, una
planificación integrada, así como el
contar con espacios públicos de calidad como parte clave para dotar de calidad de vida a la población.
Asimismo,
una movilidad sostenible y equitativa es básica para una mejor ciudad. Los sistemas de transporte urbano y metropolitano, presentan beneficios en el medio ambiente, la economía, la cohesión social, la calidad de vida, la accesibilidad, la seguridad vial, la salud pública y las actividades relacionadas con el cambio climático, los cuales inciden directamente en la calidad de vida de los ciudadanos.
Para mejorar la calidad de vida en nuestras ciudades requieren esfuerzos intelectuales mayores y combinados, en lugar de esfuerzos simples y descoordinados, así como relaciones de gobernanza de la ciudad entre el Estado y la sociedad civil. ¡Participa!