“Arreglo carros, los dejo como nuevos y quedan al fregazo. Soy carrocero, de los viejos, pero de los buenos carroceros”, se presenta.Pese a que se dedica a embellecer automóviles, estos no le parecen más atractivos que la bicicleta, pues esta le ofrece muchos más beneficios.
“Es muy caro comprar un carro. Si es usado, andas con el pendiente de que te va a dejar tirado en el medio del ‘carrerío’. La gasolina es muy cara, y aparte tengo que pagar impuestos por algo que yo compré”, enumera.El ciclista de 56 años, indica que, gracias a la bicicleta se mantiene siempre saludable y en forma, incluso en tiempos de pandemia.
Entre sus trayectos al trabajo, desde el fraccionamiento Lomas del Sol, hasta Bacurimí, localidad ubicada al norte de Culiacán, visitas a clientes, proveedores, y vueltas personales; Víctor calcula que pedalea cerca de 90 kilómetros diarios.“Cuando dejas mucho tiempo sin andar en ella. Te cansas más”.
“Corro más que un deportista. A todos lados voy en la bicicleta. La bicicleta es mi vida”, expresa.Respecto a sus trayectos, Víctor Parra indica que lo complicado es el mal estado del pavimento, la falta de señalamientos, entre otros.
“En eso se la tiene que rifar uno. Hay calles llenas de baches. Los automovilistas no siempre respetan al ciclista, más ahora que varios andan con los celulares. Sería bueno que pusieran un carril sencillo, al menos, para que respeten a los ciclistas”.
“Para mí la bicicleta es una bendición”.Manuel tiene 66 años, vive en la colonia Jesús Valdés y trabaja como paquetero en la tienda Soriana, ubicada sobre el bulevar Universitarios. Calcula que recorre hasta 20 kilómetros al día, lo que lo mantiene fuerte, con energía y entusiasmo por la vida.
“Entro a las tres de la tarde a trabajar, salgo a las dos de mi casa, y estoy de regreso a las seis. Cuando vengo en el camión, sí, muy a gusto; pero me siento entumido en la noche. En la bicicleta como que se estiran más los tendones, me siento más a gusto. La bicicleta es terapia, aparte que me ahorro más de veinte pesos al día de camiones”.Sus trayectos diarios son por la Álvaro Obregón, a la altura de colonias como la 6 de enero y Lombardo Toledano. Encuentra complicada esa zona, debido al tráfico y al estado de la avenida.
“Cuando menos piensas te encuentras baches o alguna alcantarilla destapada, se te acaba la calle. Sería soñar despierto decir que hubiera una ciclovía, que tuviéramos un área exclusiva para bicicletas, sería mucho pedir, pero ojalá se hiciera”.
“Le diría a las autoridades que pusieran señalamiento, o al menos unos topes”.
“Donde quiera hay peligro, lo importante es andar con cuidado. Yo les diría a los automovilistas que respeten al ciclista, todos llevamos prisa, pero lo importante es que todos lleguemos a salvo”.