Se sumó la Fundación Placemaking México, misma que apoyó con recursos económicos, así como el Ayuntamiento, a través del IMPLAN, y estudiantes de la Facultad de Arquitectura, quienes apoyaron en la pintura de la intervención y colocación de conos, y alumnas y alumnos del kínder pintaron figuras junto a su plantel. Además de contar con el apoyo de otras organizaciones civiles como Estrategia Misión Cero y Liga Peatonal.
Andrés Salazar Vidales, Ejecutivo de Proyectos de Mapasin, explica que la zona representa un crucero conflictivo. Cerca de 200 niños y niñas arriban de lunes a viernes al jardín de niños y para ello, muchos de ellos transitan un crucero con muchas convergencias de calles y amplios cruces peatonales. El sector registra además la circulación de vehículos a alta velocidad, debido a las amplias calles.
“Para este proyecto tuvimos capacitación por parte de Liga Peatonal, clases, tareas, revisiones de proyecto y posteriormente se buscó cómo llevarlo a cabo a través de recursos económicos. Así es como entra la Fundación Placemaking, que es la que aporta el recurso económico para que esto pudiera llevarse a cabo. Se dieron cuenta de que era un proyecto muy viable”, comenta.Se trata, añade, de un nuevo paradigma de la movilidad urbana, pues anteriormente se pensaba en una ciudad para automóviles: que las calles fueran más amplias y permitieran un tránsito vehicular más fluido, y el costo, indica, ha sido siniestralidad vial, muertes, lesiones, contaminación, entre otros; por lo que ahora buscan incidir en la reducción del privilegio al automovilista y se priorice la seguridad de las y los peatones.
“Es una intersección de tres avenidas importantes, amplias, donde hay un flujo vehicular alto. Hay una zona central donde se generaban, en algunas ocasiones ‘trompos’ o juegos y esto generaba una alta inseguridad para las personas que querían cruzar de un punto a otro”.Añade que la capital sinaloense en una de las diez ciudades en las que se están implementando estas iniciativas, que lo que buscan es generar espacios públicos con una perspectiva de primera infancia. Es decir, desde cómo se diseña, construye y se piensa la ciudad.
“Empecemos a pensar también en las necesidades de los más pequeños, los niños de cero a cinco años. Ellos han sido muy olvidados en el diseño de las ciudades. No solo pensemos en las rampas, en las banquetas, en los cruces viales; realmente son ciudades que no ofrecen una experiencia interesante, adecuada para el desarrollo integral de los niños en esas ciudades tan cruciales”, enfatiza.
Al tratarse de amplias calles, se generó una glorieta y bahías o camellones que funcionan como islas de espera para que los peatones puedan utilizarlos durante la espera para cruzar las calles.
El flujo se hace más lento, lo que representa mayor seguridad vial. Básicamente redistribuye el ensanchamiento de los carriles.
La Fundación Placemaking donó 100 mil pesos para la realización del proyecto.