Cómo mejorar la accesibilidad peatonal para personas con discapacidad y adultos mayores | Mapasin

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La accesibilidad peatonal es un derecho fundamental que garantiza a todas las personas la posibilidad de moverse por la ciudad de manera segura, cómoda y autónoma. Sin embargo, para quienes presentan algún tipo de limitación, discapacidad o para las personas mayores, recorrer banquetas, cruces peatonales o espacios públicos suele representar un reto constante. Por lo anterior, es que hoy queremos compartirte información sobre como podemos mejorar la accesibilidad peatonal, sobre todo para las personas con discapacidad y adultos mayores.

 

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De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el documento “Ciudades globales amigables con los mayores: una guía”, el mundo está envejeciendo rápidamente: para el año 2050, la proporción de personas de 60 años y más se habrá duplicado, pasando del 11% en 2006 al 22%.

En México, según el Censo 2020 del INEGI, las personas mayores de 60 años representan el 12% de la población nacional. Además, el 11.1% de la población vive con alguna limitación y el 4.9% con algún tipo de discapacidad.

 

 

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En el caso de Culiacán Rosales, los datos del mismo censo muestran que:

  • Las personas mayores de 60 años representan el 10.9% de la población total.
  • El 9.1% presenta algún tipo de limitación.
  • El 3.9% vive con discapacidad.

De acuerdo con el documento “Ciudades globales amigables con los mayores: una guía”, las personas mayores enfrentan diversos retos al convivir con el espacio urbano, lo que dificulta su movilidad y seguridad en la ciudad.

Uno de los principales problemas son las banquetas, que en muchos casos están deterioradas, son inexistentes o presentan obstáculos como automóviles estacionados sobre ellas. A esto se suman pendientes inadecuadas, materiales resbaladizos o superficies irregulares que aumentan el riesgo de caídas, provocando lesiones frecuentes entre las personas mayores.

El cruce de calles representa otro desafío importante, en varios puntos no existen semáforos peatonales ni fases exclusivas para peatones y cuando sí están presentes, suelen estar programados con un tiempo insuficiente para que las personas con movilidad reducida crucen de manera segura y tranquila.

Asimismo, la falta de mobiliario urbano adecuado, como bancas en buen estado, limita la posibilidad de descansar durante los trayectos. En muchos casos, estos espacios son incómodos, inseguros o simplemente inexistentes, lo que convierte al entorno en un espacio poco amigable y hostil para los usuarios.

Todas estas dificultades afectan día con día a las personas mayores de 60 años, pero también a quienes viven con alguna limitación o discapacidad, reduciendo significativamente su derecho a desplazarse de forma segura, autónoma y accesible por la ciudad.

 

 

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Diseñar ciudades inclusivas implica considerar las necesidades de todos los usuarios, especialmente de personas mayores y con discapacidad. Algunas acciones clave son:

  1. Banquetas continuas y accesibles: amplias, libres de obstáculos, con superficie antideslizante y guías podo táctiles para personas con debilidad visual.

  2. Rampas con pendientes adecuadas: en banquetas y cruces, con superficies antideslizantes que faciliten el tránsito seguro.

  3. Cruces peatonales seguros: con semáforos peatonales sonoros y tiempos suficientes para el cruce de personas con movilidad reducida.

  4. Señalización inclusiva: incorporación de elementos táctiles en banquetas y paraderos de transporte público.

  5. Mobiliario urbano accesible: bancas y espacios de descanso diseñados para la comodidad y seguridad de todos los usuarios.

 

 

Garantizar la accesibilidad peatonal no solo mejora la movilidad de las personas mayores o con discapacidad, sino que contribuye a construir ciudades más seguras, equitativas y humanas para todas y todos. Invertir en banquetas continuas, cruces seguros y mobiliario inclusivo es una oportunidad para transformar el espacio público en un entorno donde cada persona pueda desplazarse con autonomía, dignidad y confianza. El reto está en reconocer que la accesibilidad no es un privilegio, sino un derecho que debe ser atendido de manera urgente en el diseño y gestión de nuestras ciudades.

 


 

Autor: Manuel Vega. Auxiliar de proyectos de Mapasin. Licenciado en Diseño Urbano y del Paisaje por la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS).

 


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