En los últimos años, las ciudades han enfrentado desafíos inéditos derivados de cambios sociales, ambientales y sanitarios. La crisis sanitaria reciente no solo cambió las dinámicas de convivencia, sino que también destacó la importancia de los espacios públicos como lugares de refugio, bienestar y cohesión social. En este contexto, el diseño urbano orientado a la naturaleza y a la biofilia, que integra elementos naturales en las ciudades, se presenta como una solución para transformar nuestra calidad de vida, fortalecer las redes sociales y promover la sostenibilidad en un mundo cada vez más urbanizado.
La biofilia es un concepto introducido en 1964 por el psicólogo social Erich Fromm, y se refiere al profundo vínculo humano con la naturaleza. Fromm señala: “creo que el hombre que elige el progreso puede encontrar una nueva unidad a través del desarrollo de todas sus fuerzas humanas, estas pueden ser presentadas por separado o juntas a partir de la biofilia, que es el amor por la humanidad y la naturaleza, en independencia y libertad”.
Este concepto es tanto una parte de nuestra herencia genética, resultado de millones de años de evolución, como una respuesta emocional que, por sí misma, puede generar placer y bienestar. La biofilia estimula emociones positivas y motiva comportamientos que favorecen la conexión con la naturaleza y el entorno, destacando su importancia en la vida humana.
Además decir, que las investigaciones sobre el contacto con la naturaleza urbana ha demostrado los beneficios emocionales, fisiológicos y sociales, registrando el valor de características naturales como la cobertura vegetal, diversidad de flora y fauna y cuerpos de agua.
La crisis sanitaria vivida en los últimos años modificó significativamente las formas de relación, los códigos sociales y nuestra percepción del entorno urbano. En este escenario de incertidumbre e inestabilidad socioemocional, los espacios públicos con elementos naturales, como jardines, plazas, corredores verdes y parques comunitarios, adquieren un papel crucial en la vida pública urbana.
Estos lugares, gracias a su diseño urbano biofílico y urbano-arquitectónico, se consolidaron como herramientas clave para fortalecer la cohesión social, promover redes comunitarias y mejorar la calidad de vida, al mismo tiempo que reducen los efectos del estrés y fomentan el bienestar psicosocial.
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Por otra parte, la psicología ambiental ha proporcionado evidencia contundente sobre los beneficios del contacto con la naturaleza. Este contacto, ya sea directo (en espacios al aire libre), indirecto (a través de ventanas) o simbólico (como imágenes y decoraciones naturales), ayuda a reducir la ansiedad, el estrés psicológico y mejora la percepción de salud. Además, fomenta conductas sociales deseadas y fortalece el tejido social. Teorías como la restauración ambiental y la biofilia subrayan la importancia de incluir elementos naturales en el diseño urbano, no solo para mejorar la salud física y psicológica, sino también para crear espacios más sostenibles.
Ciudades como Chicago, Portland y Ciudad de México han implementado políticas para recuperar espacios públicos degradados, incorporar infraestructura verde y promover la movilidad sostenible. Estas iniciativas incluyen la instalación de muros verdes, programas de arborización y diseño de entornos accesibles. Dichos cambios responden a un paradigma emergente que vincula la planificación urbana con la sostenibilidad y el bienestar público, destacando la importancia de los espacios verdes como elementos esenciales para mejorar la calidad de vida en las ciudades contemporáneas.
El diseño urbano y la biofilia se posicionan como una solución integral para abordar los desafíos de las ciudades modernas. Al incorporar elementos naturales en los espacios públicos, se mejora la salud y el bienestar de las personas, se promueve la cohesión social y se refuerza la sostenibilidad ambiental. En un contexto donde las ciudades enfrentan crecientes presiones demográficas y climáticas, es imprescindible adoptar estrategias de reordenamiento urbano que prioricen la naturaleza como un eje central para el diseño de entornos más habitables, saludables y sostenibles.